martes, 2 de julio de 2013

'Capítulo 5.'

Buuuueno, aquí está. El capítulo 5, es un poco soso, sin acción, pero podéis creerme que el 6 va a ser muy asdfghjklñlgfdsdfghjkjhgf *ALA* AJAJAJAJABueno, espero que os guste, y comentad pls.







El suave caer de la lluvia sobre sus cazadores resultaba extremadamente incómodo. El grupo de chicos apuraba el paso a través de las repletas calles de Londres. Se pararon, ante lo que para muchos, sería una vieja e inutilizada iglesia. El muchacho pelirrojo, lo observaba todo con renovado interés arquitectonico. La enorme puerta de madera se abrió, y los chicos entraron, cerrando la puerta tras de si.


De nuevo, movió con fuerza las doloridas muñecas en un intento de desasirse de las correas, pero resultó imposible. Nadie más la había visitado desde la aparición de Lilly, aunque eso no duró mucho. De nuevo, se oyó el chasquido del pestillo y alcanzó a ver por el rabillo del ojo, a Sebastian. Un sudor frío recorrío su espalda, y se le formó un nudo en la garganta debido al miedo. Cuando se puso frente a ella, sonreía. Recordó la primera vez que lo vio. Esa sensación de familiaridad, había sido sustituida por total odio.
  • Todavía no has cambiado de opinión Clarissa? - preguntó
    Ella no respondió y clavó la mirada en el techo. Con lo que a ella le pareció un suspiro de resignación, Sebastian abrió la caja de madera que tenía en las manos y, para sorpresa de Clary, estrajo un fino y alargado gusano.
  • Te presento a Guidork. Es una especie de Demonio, o demasiado inteligente que suele alimentarse de carne. Se mete en los cuerpos de la gente, y va mordiendo todo lo que encuentra. Royendolo poco a poco. - Sebastian sonrió con suficiencia. - Segura que no quieres unirte a nosotros Clarissa?
  • Antes muerta. - respondió ella arrastrando las palabras
    Sebastian esbozó una media sonrisa.
  • Eso, - dijo con voz sosegada. - puedes tenerlo claro.
    Y acercándose a ella, poso el gusano sobre su brazo. Cuando este se introdujo en su piel, Clary, no pudo evitar chillar de dolor.


Los tres cuchillos vribraban, perfectamente clavados en el centro de la diana. A cinco metros de ella, un muchacho alto de cabello rubio los observaba satisfecho. Se agachó y recogió otro del suelo. Alzo el brazo, agarrando el cuchillo por el mango, apuntó y...
  • Déjalo ya Jace. - el cuchillo silbó en el aire, y se clavó en la segunda anilla de la diana. El muchacho chasqueó la lengua.
  • Te has fijado? Cuatro de cuatro. - mostró una sonrisa arrogante, que no tardó en desaparecer. - Como le va a Josh?
La chica se encogió de hombros y se acercó a la diana que colgaba de la pared. Se hallaban en una sala amplia, con barras de equilibrio, diferentes armas y numerosas dianas.
  • Lleva encerrado en el laboratorio el mismo tiempo que tu llevas encerrado aquí. - respondió
  • Si se la llevó, es porque quiere algo de ella. Y la conozco lo suficiente, como para saber que si nos hace daño, ella no se lo dará. Así, que él la obligará. -
  • Ya. Y a esa conclusión has llegado tu solo, o te han ayudado? - dijo Isabelle en tono cortante
    El chico suspiró, y se dejó caer sobre el suelo de la sala, y Isabelle se sentó a su lado.
  • La vamos a encontrar, Jace. - dijo en tono cariñoso


Notaba el escozor en la piel, como si hubiesen dejado mechas encendidas sobre ella. Y en verdad, lo habían hecho. Tras el dolor del demonio arrancándole la piel, se había negado a colaborar con Sebastian. Sabía lo que sucedería si se unía a ellos. Sebastian necesitaba que ella le jurase fidelidad en nombre del Ángel para que no pudiese desobederle, y estuviese siempre a su servicio. Según lo que ella había leído, también había runas con ese poder, pero supuso que eso supondría un coste personal para las dos personas que la llevasen. O al menos, esa era la conclusión a la que había llegado. Hacía una hora que Sebastian se había ido, y Lily había vuelto con agua y comida. También descubrió que esta contaba con algún tipo de droga que le adormilaba, y en verdad, proporcionaba algunas horas de descanso. Había tenido tiempo de sobra para fijarse en la habitación en la que se encontraba. Era oscura y fría, y la mesa a la que ella continuaba atada, estaba situada en el centro. A su alrededor las paredes de acero, estaban cubiertas de.... nada. Totalmente vacia a excepción de las máquinas a las que Clary permanecía conectada. Había aprendido a apreciar el latido de su corazón reflejado en la pequeña pantallita, y como las torturas de Sebastian finalizaban cuando este se aceleraba mucho.
  • Como te encuentras, Clarissa? - preguntó una voz suave
Ni siquiera lo había oído entrar. No respondió. Respiró profundamente, y se preparó para otro tipo de tortura. ¿Que se le habría ocurrido a Sebastian esta vez? Suspiró de nuevo y cerró los ojos. Sintió una mano suave rozándole el vientre.
  • Es triste, sabes? Que todo esto tenga que ser así. Acaso no imaginas un mundo para nosotros? Seríamos infinitos. Inmortales. Acabrías olvidandote de esos amigos tuyos, y yo podría hacerte feliz. - la mano continuó acariciándole.
  • Ya te respondí a eso Sebastian. Antes muerta. -
    El hizo una mueca y comenzó a desatar las correas a las que permanecía atada. La levantó permitiendo que se apoyase sobre él, ya que a ella no le quedaban fuerzas, ni siquiera para resistirse.
  • Dejaré que te pienses eso unos días Clarissa. No quiero destrozarte, y no me gusta torturarte, la verdad. - le agarró un brazo, y la condujo fuera. No había demasiada diferencia entre el pasillo y las habitaciones. Era oscuro, con paredes de acero. Caminaron por un larguísimo laberinto de puertas, y cuando Clary ya no podía más, Sebastian la cogió en brazos, suspirando. Abrió una puerta de un largo pasillo, y entró en una luminosa habitación. Las paredes eran blancas, y al fondo había un gran ventanal que mostraba un espléndido paisaje de montaña. Clary se removió entre sus brazos tratando de debatirse. El se acercó a la cama, cubierta con un suave dosel, que había en el centro de la habitación y la posó suavemente. Se giró, y lanzó una última mirada fría al cuerpo que yacía profundamente dormido sobre la cama.

  • Cual es el problema, entonces? - preguntó Jace, apretando las manos en torno al respaldo de la silla.
    Llevaban horas observando trabajar a Josh, hasta que el les había pedido, casi a gritos, que dejasen de mirarle, y buscasen otro entretenimiento. Alec, subió a la bliblioteca, y Jace trató de centrarse en la lectura, pero acabó de nuevo en la sala de entrenamiento, llenando de agujeros las paredes que rodeaban las dianas. Isabelle, se había puesto a cocinar. Magnus, en cambio, se había ido a su apartamento.
  • Podría llegar a inventar un sensor que detectase a ese tipo de criatura, como ya dije. Pero no había pensado antes en la distancia. Quiero decir, necesitaría tener muchísima energía para poder activar un sensor, que acaparase todo el mundo. No creo que exista tal fuente de energía... Necesitaríamos alguien que pudiese absorver la energía de no se... Todo Londres? -
  • Como cuando los malos de las películas le quitan la energía a la ciudad para encender sus artefactos malvados? - preguntó Isabelle
  • Si, algo así. - respondió Josh torciendo la boca.
Todos se quedaron en silencio, decepcionados. Todos, menos Alec. Los ojos le brillaban, como cuando les conto la idea de llamar a Josh.
  • En realidad, si que tenemos una posible y remota posibilidad. - comentó Alec
  • Ah si? Cual? - los ojos de Jace volvían a brillar.
    Alec sonrió y sacó el telefono móvil del bolsillo.
  • Magnus? - preguntó sonriendo. - Se que querías descansar un rato, pero, te necesitamos.




Cuando se despertó, le sorprendió no encontrar la fría superficie de la mesa bajo su cuerpo. Incluso le inquietó. Se incorporó con rapidez, aunque se volvió a dejar caer sobre la cama debido al repentino mareo. Cerró los ojos con fuerza, y trató de recordar. A su mente, acudieron difusas imágenes de como Sebastian la levantaba y la llevaba a esa habitación. Suspiró, y esta vez con más lentitud, se incorporó. La luz llenaba la habitación, y sobre los pies de la cama, descansaba una bandeja de plata. Clary gateó hasta ella y se mordió el labio al observar su contenido. Un caf´, todavía humeante y dos tostadas cubiertas de mantequilla y una pequeña capa de marmelada. Tal y como a ella le gustaba. Pero como podía saberlo Sebastian?
  • Buenos días, Clary. - dijo una voz suave
    Ella se giró sobresaltada, y se sorprendió al descubrir la figura de Sebastian recostada sobre el enorme ventanal. ¿Como no lo había visto antes?
  • No vas a desayunar? - continuó mientras se acercaba a ella y se sentaba sobre la esquina de la cama. - No te preocupes. He pensado que necesitabas unos días de descanso.
    Clary permaneció callada y lo observó con inquietud. Finalmente, suspiró y agarrí la humeante taza de café. Lo removió suavemente, y dio un trago. Sabía que eso provocaría mareos y cansancio, pero necesitaba meter algo en el estómago. Maldijo en voz baja al quemarse con el café. Y entonces, se dio cuenta. Recordó a Jace explicándole en los entrenamientos, como cualquier cosa podía ser un arma. Jace. Sorprendiendo totalmente a Sebastian se levantó todavía con la taza en la mano, y lanzó su contenido sobre el, quien esbozó una mueca de dolor. La camisa blanca de Sebastian chorreaba líquido marrón, y su rostro rezumaba odio. Clary lanzó ahora la taza sobre él, que rompió en mil añicos. Antes de que el la alcanzará, Clary corrió hacia la puerta, pero antes de llegar Sebastian la agarró por un brazo. Arrimó la boca a su oreja.
  • Intenté hacerlo por las buenas Clarissa. - la presión aumentaba sobre su brazo, y Clary esbozó una mueca de dolor. - Pero está claro que no funciona. Tendremos que volver a las malas, verdad?
  • Me da igual lo que me hagas. - respondió ella jadeando. - No cederé. - emitió un jadeo cuando el clavó las uñas en su cintura.
  • Eso también lo se, Clarissa. Acompañame. - Y, de nuevo, la arrastró a través de un largo laberinto de pasillos.



  • Veamos. Lo que me pedís entonces, es que actúe como conductor de energía de la central eléctrica de Londres a ese trasto? - preguntó Magnus mientras se acicalaba el cabello y observaba a los cinco muchachos, que a su vez lo miraban expectantes
  • Pues más o menos, si. - respondió Jace. Alec, comenzaba a mostrarse preocupado.
  • Sabes, creo que todo esto empezó cuando le hice un favor a un Herondale. Me pregunto... bah... - Magnus parecía perdido en sus recuerdos. - Esta bien. Lo haré.
  • Lo harás? - Alec parecía sorprendido.
  • Si. Porque no? Seguro que me queda un peinado precioso. - Magnus sonreía, animado.
  • Y bien, - pregunto Simon, hablando por primera vez. - a que esperamos?
  • Josh, el sensor? -
  • Eh, si, aquí está. - dijo Josh, y le tendió el sensor a Alec, que lo cogió con seguridad.
    Y de pronto, Magnus chasqueó los dedos, y Alec, Jace y él, desaparecieron.
  • Asi que nosotros nos quedamos aquí verdad? - dijo Simon











4 comentarios:

  1. ¡¡Clary!!
    Al fin has subido, lo NECESITABA.
    A comentar el capi:
    ¿Qué le hará Sebastian a Clary para 'convencerla? ¿Y Jace? Me le imaginaba más desquiciado, la verdad, jajajaja.
    Espero el siguiente, con toda la acción que nos has prometido.
    Sigue así, perfecto:)
    Besos, Annie Everdeen (@sonadorAdicta<3)

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    1. Jiji siii ;33
      JAJA no se no se, tengo 3 ideas, me las estoy planteando jojojo
      Si, pero al fin y al cabo, Jace no muestra los sentimientos no? Cosa de Herondales....
      Jiji, el viernes lo tienes ;) Yo también espero el tuyo eh!
      Graacias :))
      Muchos azuuuucarillos <33

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  2. esta hshgshzskzg muy bien y si este esta "soso" entonces en el cap 6 me voy a morir <4

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    1. Jajaja muchísimas gracias! ;) El viernes morireeis todos jojojo <4 <6

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